miércoles, 27 de septiembre de 2017

Te quiero


Vengo a decirte que te quiero.
Sí, a ti, el mismo que ahora está mirándome sonrojado.
El chico que tantas veces me ha sujetado para que no caiga.
Tú, que me haces sonreír cuando no quiero.
Tú, que me obligas a ser la mejor versión de mi.
Vengo a decirte que te quiero.
No solo te quiero. No.
Te adoro.
Ten en cuando que sigo aquí, no me he ido.
Así que sí, solo quería recordártelo.
Te quiero.

miércoles, 9 de agosto de 2017

Odio

 Odio la imagen que retransmite la televisión.
Nadie merece ver un cuerpo delgado y pensar que, si tienes curvas, no vales.
Odio el repudio que se ha creado hacia las estrías.
Son algo natural, algo de un cuerpo que está vivo y que disfruta de la vida.
Odio el asco que tiene mucha gente al ver celulitis.
Solo necesita amor, necesita un tacto respetuoso.
Odio que muchas personas crean que esto es normal, que su cuerpo no vale.
Es tu cuerpo, solo tuyo.
Cuídate.
Mímate.
Ámate.


martes, 16 de mayo de 2017

Para ti,

Esto es para ti.
Tú, que te levantas cada mañana con ganas de volver a dormir.
Tú, que me obligas a sonreír aunque estemos enfadado.
La misma persona capaz de dejar a un lado sus labores para complacer.
Pero no a cualquiera.
No.
Solo a mi.
Y por eso esto es para ti.
Para ti, el mismo que llora tras un ataque de risa.
El que se aguanta las ganas de orinar para no quitarme de encima.
El que me ama, me cuida y me da vida.
Y por eso esto es para ti.
Porque te mereces la luna.
Pero, seamos sinceros, la luna es demasiado pesada para mi.
Así que sí, esto es para ti

lunes, 3 de abril de 2017

Bloqueo del lector


Coges el libro y lees la primera página. Nada. Lo cierras y buscas uno nuevo en la estantería. Ninguno te gusta. Te frustras. Pasas un buen rato observando la estantería, mirando los libros que tanto te adoras. Ninguno te llama. Te levantas, te acuestas, suspiras. Es casi imposible que no tengas ganas de leer el mismo libro del que hablaste ayer mismo con tus conocidos. No es normal que no sientas necesidad de oler esas páginas ni tocar el papel.
¿Qué te pasa? ¿Qué narices te pasa?
Reaccionas.
Te levantas un día y otro y otro y otro más. La secuencia se repite sin parar. Lo intentas, te obligas a leer. Pero no, es inútil, no... Hasta que un día, justo cuando encuentras un anuncio en la calle o estás en un servicio público leyendo un periódico o bostezando en el trabajo, se te ilumina algo. Es tan brillante que no se apaga hasta que llegas de nuevo a la estantería, agarras el libro y lo acabas.
Sí, acabas de salir del bloqueo.

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